tour

Durante nuestra estadía en Estados Unidos, una de las ciudades que visitamos fue Boston. Un día de lluvia decidimos ir a una de las bases Harpoon Brewery (la otra está situada en Windsor, Vermont).

Nos lo recomendó gente local. Hace poco habían estrenado un Beer Hall de estilo alemán donde se puede tomar una pinta directamente desde la fuente, comer algún snack tradicional como pretzels y salchichas alemanas y ver una linda vista de la línea de embotellado de la cervecería.

La cervecería está situada en el segundo piso de un antigua edificio industrial, con una linda vista hacia la costa de Massachussetts. Predomina un olor fuerte y tentador a cerveza. El ticket para hacer el tour de la planta cuesta US$ 5 e incluye un beer tasting de 20 minutos donde se pueden probar toda la cantidad de cervezas que se quiera en ese tiempo.

En la espera para empezar el tour, decidimos probar alguna cerveza de la casa. Yo pedí la IPA, la más recomendada de Harpoon, y se convirtió en una de mis preferidas: es liviana, fácil de tomar. Mientras tanto, Ceci ordenó una de la línea UFO (Unfiltered Offerings): la Raspberry Hefeweizen, una cerveza de trigo sin filtrar con un toque de frambuesa.

Es regla que al comenzar el tour te den anteojos de protección. La charla comenzó con la historia de la fábrica y sus dueños. Algo que nos llamó la atención es que varias cervecerías comenzaron de modo similar: jóvenes que viajan por el mundo y se dan cuenta de que en su país faltan cervezas artesanales. Dos graduados de Harvard hicieron un viaje a principios de la década de los 80 por Europa y volvieron con la idea de fundar una cervecería. Un proceso similar se está desarrollando actualmente en Uruguay.

Luego de conversar acerca de la historia, la guía del tour mostró los ingredientes -en unos recipientes que te permitían tocar y oler los insumos- y explicó el procedimiento de elaboración de cerveza. Ese fue nuestro primer tour, por lo que todo lo que vimos nos sorprendió muchísimo. Por momentos la explicación era muy rápida, incluso para un estadounidense -que pidió por favor que se hablara más lento- pero, si se seguía con atención, fue muy informativa. Una muy buena introducción al mundo de las cervecerías artesanales.

En la mitad de la explicación hubo un corte de unos 25 minutos para hacer el beer tasting. Había una gran variedad de cervezas, cerca de 15, todas de Harpoon. La línea de UFOs y la Leviathan IPA (Imperial, sumamente lupulada y de alto contenido en alcohol) fueron sin dudas las ganadoras de esa tarde.

Luego del tasting, nos mostraron la línea de embotellamiento de la fábrica, antes de dar por terminado el tour.

Hasta ahora, el tour de Harpoon fue uno de nuestros preferidos. Es un tour muy completo y sorprendente y el precio es muy bajo para la calidad del servicio. A quiénes no les interesa el tour, es también recomendable visitar el beer hall, aunque la variedad de comidas no es muy amplia. Uno de los imperdibles a la hora de visitar Boston.

Maxi

Durante nuestros seis meses en Estados Unidos, la meta fue visitar una fábrica de cerveza por ciudad a la que fuimos. Revolution Brewing, en Chicago, fue una de ellas. Nos enteramos de su existencia a través de la película Colegas de Copas (o Drinking Buddies, su título original), que fue filmada en la fábrica de Revolution. A pesar de que la película no nos pareció muy buena, decidimos conocer el lugar en el que se desarrolló gran parte de la trama.

Revolution Brewing comenzó en 2010 con un pub en Logan Square, un barrio hacia el noroeste del centro de Chicago. Allí elaboraban y fabricaban sus propias cervezas, además de servir una variedad de comida de bar. Ese fue el primer sitio al que fuimos, a cenar y probar la cerveza por primera vez. Se notaba que el bar era un sitio popular. Un martes de noche, estaba repleto de gente. Tuvimos que esperar cerca de media hora para poder sentarnos. Pero valió la pena.

A la empresa le fue mejor de lo esperado, y en 2012 compraron un segundo local en Kedzie Avenue -esta vez de mucho mayor tamaño- donde abrieron la fábrica y el taproom. Allí se pueden probar todas las cervezas que la marca produce en el año, algunas estacionales y rarezas (como, por ejemplo, cervezas añejadas en distintos tipos de barriles). La taberna funciona bajo la regla de B.Y.O.F. (Bring Your Own Food o, en español, trae tu propia comida). Además, Revolution Brewing ofrece tours gratuitos de sus instalaciones entre los miércoles y domingos de cada semana.

La tarde siguiente a nuestra cena en el Revolution Pub, fuimos a hacer el tour. Llegamos temprano, con tiempo para ir tomando una cerveza. La fábrica colmó mis expectativas: la Anti-Hero IPA es una de las mejores que he probado de su tipo.

El grupo era pequeño: no creo que llegara a diez personas. Al comienzo, además de los lentes de protección, te esperaban con un vaso de cerveza recién elaborada: una versión especial, y más fuerte, de la IPA. Se sentía el ambiente amigable, casi familiar. Cualquier chiste o pregunta era bienvenido.

Eso facilitó las cosas para nosotros: recientes aficionados a la cerveza artesanal intentando absorber la mayor cantidad de conocimientos posibles en poco tiempo. Nos mostraron todo el proceso de elaboración de cerveza (que, claro, no varía demasiado al de otras cervecerías), pero con un tono más personal. Se notaba la emoción cuando la guía hablaba sobre la reforma y ampliación que se llevaría a cabo en los siguientes meses. Una de las cosas que más nos llamó la atención, y que se diferenció de lo que nos mostraron en otros tours, fue el sistema de enfriamiento. ¡Increíble!