Series de TV sobre cerveza que vale la pena mirar

¿Sabías qué?, Como lo hacen los genios

La cerveza artesanal está viviendo una revolución a nivel mundial. Eso significa que no solo comenzaron a crecer la cantidad de cervecerías y consumidores sino que también se generó un mercado de otros productos relacionados como merchandising, cursos, catas y, por qué no, programas de televisión o películas.

Hay dos series, particularmente, que creemos son interesantes y pueden gustar a los cerveceros caseros o amantes de esta bebida.

Brew Masters

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Es una serie que salió al aire en 2010 por Discovery Channel. Se centra en Sam Calagione y su cervecería, Dogfish Head Brewery, en Delaware, Estados Unidos. La empresa fue fundada en 1995 bajo el lema “Off-centred ales for off-centred people” (Cervezas ale descentradas para personas descentradas); y es reconocida por su 90 minute IPA y por ser una de las primeras cervecerías en ofrecer Pumpkin Ale (bajo el nombre de Punkin’ Ale).

En la serie, Sam emprende en cada episodio la búsqueda de nuevas recetas de cerveza: desde innovaciones hasta réplicas de estilos antiguos como la chicha peruana o la que se tomaba en el antiguo Egipto.

Solo tuvo seis episodios, y los primeros cinco se pueden ver en Netflix. El sexto solamente salió al aire en Europa y no está disponible. Con un tono humorístico, ver Brew Masters es una buena manera de comprender mejor el proceso de elaboración de cerveza así como inspirarse para salir de lo normal y buscar nuevas recetas.

Brew Dogs

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James Watt y Martin Dickie son dueños de Brew Dog, una cervecería artesanal de Escocia fundada en 2007 y la de mayor crecimiento en todo el Reino Unido. Son conocidos por su cerveza The End of History, con 55% de alcohol, y por fermentar otra en el fondo del Océano Atlántico.

En 2013, salió al aire por primera vez la serie documental Brew Dogs con James y Martin como protagonistas. El programa,  del canal Esquire Network, muestra los viajes de los dos personajes por ciudades cerveceras emergentes de Estados Unidos para conocer las principales cervecerías y crear una propia que celebre los rasgos característicos de cada ciudad.

De ese modo, por ejemplo, en el primer episodio llegan a San Diego, una de las ciudades con mayor producción de IPAs del país. De la mano de Stone Brewing Co., deciden elaborar una IPA pero agregando picantes, algas (en honor a la tradición surfista de la ciudad) y romero. Además de todo ello, el sitio donde la elaboran no fue dejado al azar: el Pacific Surfliner, el tren que viaja de San Diego a Los Angeles bordeando la costa y un clásico del sur de California. Es así que como resultado obtienen la primera cerveza elaborada en un tren.

Cada capítulo vemos a los dos personajes innovando y llevando al extremo sus ideas. Un guion muy inteligente, sumado a una calidad estética y cinematográfica de primer nivel, hace que la serie deleite al verla. Además de la diversión y sorpresa constante que generan James y Martin, la serie es una buena manera de conocer un montón de cervecerías y bares a lo largo de todo Estados Unidos.

Hasta el momento hay dos temporadas completas, y se espera la tercera para el año que viene. ¡Muy recomendable!

Espero este post haya inspirado a alguien a mirar alguna de estas series. ¿Alguien conoce otra para recomendar?

Ceci

Feliz Navidad

Cazadores de cerveza

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¡Qué tengan un día lleno de sonrisas rodeados de aquellas personas que más los quieren! Y, por qué no, alguna rica cerveza.

Nosotros queremos saber qué tipo de contenidos esperan ver en el blog a partir del año que viene. ¿Alguna sugerencia? ¡Van a ser bienvenidas!

Un abrazo,

Maxi & Ceci

Degustación de Cerveza: Nuestra Primer Golden Ale

Aventuras de elaboración

Luego de terminar las etapas de fermentación, maduración y gasificado en botella; llegó el momento de destapar nuestra primer Golden Ale casera.

La abrimos y escuchamos por segunda vez el sonido del triunfo: gasificó. Hasta quizás un poquito de más. La servimos en un vaso y nos dimos cuenta que el color estaba bien para una Golden Ale, aunque nos hubiese gustado que no fuese tan clara.

El sabor fue lo que menos nos convenció: se sentía un gusto un tanto fuerte a alcohol, posiblemente por haber realizado una fermentación a temperatura ambiente con clima cálido.

Por otro lado, en la cocción esperábamos que las maltas no fueran tan eficaces en sacar azúcares. Resultó en un ABV de 5,9% que, aunque está en los márgenes esperados para una Golden Ale, es bastante elevado.

Quedamos muy conformes con el resultado final, pero sin duda vamos a tener que ajustar algunos detalles para la próxima cocción. Usaremos menos malta base para obtener un grado menor de ABV y a la vez resaltar más el color de la malta caramelo que también usamos.

Al mismo tiempo, estamos en proceso de adquirir una heladera y un control de temperatura para poder fermentar en el rango deseado. Tendremos que probar qué ocurre si utilizamos menor cantidad de miel para el gasificado en botella.

Espero que les sirva nuestra experiencia. ¿Cómo les quedó su última cerveza casera?

Maxi

«La cerveza artesanal es un camino de ida»

Entrevistas

Entrevista con Gonzalo Torres y Macarena Pérez, dueños de Montevideo Brew House

Montevideo Brew House abrió por primera vez el 26 de octubre de 2013 en Libertad 2592 y Viejo Pancho. Entró al mercado uruguayo como uno de los únicos sitios en el país que solo ofrece cervezas artesanales y ninguna comercial. Gonzalo Torres y su mujer Macarena Pérez, dos de los dueños del local, nos contaron sobre la propuesta del restaurant y acerca de su interés en el incipiente mundo de la cerveza artesanal en Uruguay.

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Luego de terminar su formación en enología, Gonzalo viajó cuatro meses a California a realizar una pasantía en el mundo del vino. Corría el año 2007 y muy poco se sabía en Uruguay acerca de otras cervezas que no fueran las industriales. “Estando allá me di cuenta de que el universo de la cerveza artesanal es enorme. Y me sentí engañado. ¿Cómo no me había enterado antes?”, comenta. Comenzó a recorrer Brew Pubs, intentando probar la mayor cantidad de cervezas posibles: “Siempre trataba de pedir cerveza tirada y no de botella, aunque francamente no sabía mucho del tema”, explica.

Antes de regresar se compró un libro: Cómo hacer cerveza de John Palmer. Luego le contaron que esa es la biblia del cervecero casero. “Cuando llegué a Uruguay empecé a ojearlo, pero lo que realmente me partió la cabeza fue el programa Brew Masters de Dogfish Head”. Gonzalo sintió que el mundo del vino era demasiado estructurado para él y estaba buscando un cambio.

“Yo ya hacía vino en casa, pero decidí pasarme a la cerveza”, afirma. Buscando insumos fue que dio a parar con Davok y el vínculo con esa cervecería continúa hasta la actualidad. Macarena comenta que sus primeras cervezas se las dieron a probar a amigos que trabajan para Pilsen y Patricia. “Ellos nos dieron consejos, pero seguíamos sin conseguir el resultado deseado: tenía un sabor metálico y el lúpulo quedaba mal”, explica ella.

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En una de las idas a Davok a comprar insumos, la pareja se enteró de las catas guiadas que se realizaban en la cervecería. “Fue la primera vez que probé la Oatmeal Stout, maridada con un postre de chocolate, y me partió la cabeza”, recuerda Macarena. “Fue un descubrimiento increíble, la primera vez que una bebida me emocionó”. Luego de esa experiencia, Gonzalo hizo el curso de elaboración de cerveza con Alejandro Baldenegro, el maestro cervecero de Davok que hoy es uno de los socios de Montevideo Brew House.

Un día, uno de los socios de Davok decidió dejar la empresa; y llamaron a Gonzalo para ver si quería comprar parte de la cervecería. “Luego de varios asados de por medio, decidimos que no”, explica él. “Pero Alejandro me comentó sobre otro proyecto y, sin sacar ninguna cuenta, le dije que estaba adentro”, agrega con una sonrisa. Ese emprendimiento se convirtió en Montevideo Brew House. Los socios son cuatro: Gonzalo, Macarena, Alejandro y Gastón Rivoir, también de Davok.

“Me parece que hay una gran revolución que está ocurriendo a nivel global. A mí me encanta y sobre todo, me parece muy cool. Estoy muy de acuerdo con la filosofía que plantea la cerveza artesanal: el vínculo con la comunidad, darle importancia a las materias primas locales y naturales, etc”. Macarena agrega que, a diferencia de otros rubros, el mundo de los cerveceros es bastante ameno. No se ve al resto de los que elaboran como competencia, sino que reina la colaboración y el intercambio. “Como la cervecería aún tiene mucho para crecer, la gente se da cuenta de que si le va bien a uno, nos va bien a todos. La revolución la hacemos todos juntos”.

Montevideo Brew House abrió con seis cervezas de la casa, una que represente a cada uno de los seis países cerveceros por excelencia: Inglaterra, Escocia, Irlanda, Bélgica, Alemania y Estados Unidos (pueden ver el menú completo aquí). “Al mismo tiempo, teníamos que elegir bien para que hubiese distintos tipos: una suave, una dulce, una negra, una IPA”, agrega Gonzalo.

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Una vez que se dieron cuenta que hay suficiente público que prefiere las cervezas fuertes, decidieron lanzar una nueva línea. Aparecieron la Imperial IPA y la Imperial Stout que, según los dueños de MBH, funcionan muy bien. “En un futuro tal vez lancemos alguna más, tenemos ganas de seguir desarrollando esa línea”, comenta Gonzalo.

También venden las cervezas de Davok. “Cuando armamos el boliche, pusimos 15 canillas pensando que era una barbaridad. Al poco tiempo nos quedamos sin espacio”. Cuando hay algún bache especial, también lo llevan para vender. Macarena recuerda una Smoked IPA y una con kiwi, por ejemplo. Gonzalo comenta que pronto traerán otras cervezas en botella para vender en Montevideo Brew House: Volcánica, de Las Toscas, Cabesas, de Tacuarembó y Stolz, de San José.

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Todas las cervezas de Montevideo Brew House son elaboradas en la fábrica de Davok, en Aquiles Lanza 1131. “En un principio, pensábamos armar mitad cocina y mitad cervecería en el local mismo”, explica Gonzalo, “pero no teníamos ni idea de lo que era tener un restraurant ni una cervecería”. Afirma entre risas que sus planes fueron “optimistas e irreales”. También se solaparon con la estructura de importación insumos de Davok: maltas de Alemania, lúpulos de EEUU, Alemania y alguno de República Checa. La malta base la compran de Maltería Oriental aunque Gonzalo explica que para algunos tipos no utilizan esa sino una de las que se usan para elaborar Pale Ale americana.

El plan inicial era que la cocina fuera más pequeña. “Queríamos servir alguna cosita nomás, para acompañar la cerveza”, plantea Macarena. Pero cuando conocieron a Santiago, quien fue chef durante un tiempo y ahora es el encargado de personal, él propuso ofrecer una carta gastronómica que tuviera la misma calidad que las cervezas. Gonzalo dice que quedó convencido desde el primer momento en que lo escuchó. “Me gusta esa cosa de los brew pubs que iba en California donde promueven lo artesanal no solo en las cervezas sino también en la comida e incluso en los refrescos”.

“Terminamos armando un boliche gourmet-cervecero bastante más pretencioso de lo que teníamos planificado en un principio, pero me gusta. Me di cuenta de que hay mucha gente que lo valora”, reflexiona Gonzalo. Cuando contrataron al equipo para trabajar en Montevideo Brew House, ninguno conocía el mundo de la cerveza artesanal. “Hicimos una especie de inducción al mundo.”, explica Gonzalo, “Durante dos días nos juntamos a tomar diferentes cervezas y comentarlas, distinguirlas unas de otras”. Pero es una formación que se mantiene constante. Si un día alguien ve una cerveza nueva, diferente o se va de viaje, trae para compartir y probar.

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Le pregunto a la pareja sobre el público que frecuenta Montevideo Brew House y Gonzalo sonríe: “tengo a la fauna bien estudiada”, afirma; y explica que él divide a sus clientes en tres tipos diferentes.

El primero es el extranjero, que “conoce el concepto, lo entiende y lo valora”. Macarena comenta que hay muchos turistas que vienen con un itinerario marcado y que ya conocen el local por Google antes de ir. “Es un público fácil y automático”. Pero no son solo turistas, también hay un gran grupo de personas radicadas en Uruguay.

El segundo tipo de público es el cervecero. Los que hacen cerveza en sus casas, o los que vivieron en el exterior y se acostumbró a la cerveza artesanal. “Por lo general tienen la avidez y las ganas de probar todo lo nuevo que aparezca”, comenta Gonzalo.

Pero también existe un tercer tipo de público, que se compone de personas comunes y corrientes. Gente que llegó por casualidad, porque lo leyó en algún lado o porque lo invitó un amigo. Lo primero que preguntan es si “hay cerveza normal”. Y cuando prueban alguna de las que ofrece MBH, quedan desconcertados: “algunos se enganchan y otros no”. Gonzalo sostiene que el público cervecero en Uruguay crece de forma muy lenta.

“Todo lo que sé sobre cerveza, lo aprendí probando, leyendo y mirando videos en internet”, explica Gonzalo. Para él fue más sencillo que para quiénes comienzan de cero, los procesos de elaboración de vino y cerveza, aunque son bien distintos, tienen ciertos puntos en común. Trabajar codo a codo con Alejandro Baldenegro, expresa, le ha servido mucho para seguir aprendiendo y crecer. “Es un ‘mostro’. A él lo mueve la pasión”.

Según Macarena, la mejor forma de mejorar su producto es medirse constantemente con otras cervezas. No solo hay que basarse en los libros, sino que hay que probar lo que realmente existe. “Y volver a probar las nuestras, porque siempre pueden quedar distintas”, agrega.

“La cerveza artesanal es un camino de ida. Una vez que te acostumbrás, no podés volver atrás”, sostiene Macarena. “Comenzás a distinguir enseguida una cerveza de buena calidad de una de mala”. Todo cervecero artesanal comenzó como casero. Gonzalo comenta el fuerte vínculo que se genera entre los cerveceros caseros y los artesanales: “de ellos se aprende mucho también”. Por lo general son clientes recurrentes del local, y van de visita llevando sus propias cervezas, pidiendo opinión. “Y hay muchas cosas que te sorprenden, que están muy buenas y que nos sirven a nosotros para empezar a experimentar”.

“A mí la experiencia de tener el boliche me gusta mucho y la disfruto día a día, aunque tal vez como negocio no sea lo mejor”, expresa Gonzalo con una sonrisa. Macarena asiente, y plantea que un año después de abrir, siguen aprendiendo. “Al principio le erramos a muchas cosas”, reconoce ella. Por ejemplo, cuenta que ninguno de ellos tenía ni la menor idea de lo que era tener un restaurant.

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Aunque no todos los meses las cuentas cierran, ellos siguen con el sueño de crecer. Gonzalo se ilusiona cuando habla de un local más grande, donde haya espacio para elaborar las cervezas allí mismo y no en la fábrica de Davok, como lo hacen en la actualidad. “Me gustaría que tuviese una estética más fabril, que sea una fábrica de cerveza donde te sirven comida y no un restaurant donde hacen cerveza”. Es uno de los pocos sitios de Uruguay donde no venden cervezas comerciales. “No nos quisimos casar con ningún sponsor grande, queríamos ser independientes, pero eso significa que la vamos a tener que remar nosotros solos”.

Espero que hayan disfrutado de la entrevista. ¿Hay alguna otra pregunta que les hubiese gustado hacerles?

Ceci (y Maxi)

P.S.: Sigan la sugerencia de Gonzalo y miren la web de Russian River Brewing Company, una de sus mayores inspiraciones cerveceras.

Tour: Harpoon Brewery, Boston

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Durante nuestra estadía en Estados Unidos, una de las ciudades que visitamos fue Boston. Un día de lluvia decidimos ir a una de las bases Harpoon Brewery (la otra está situada en Windsor, Vermont).
Nos lo recomendó gente local. Hace poco habían estrenado un Beer Hall de estilo alemán donde se puede tomar una pinta directamente desde la fuente, comer algún snack tradicional como pretzels y salchichas alemanas y ver una linda vista de la línea de embotellado de la cervecería.
La cervecería está situada en el segundo piso de un antigua edificio industrial, con una linda vista hacia la costa de Massachussetts. Predomina un olor fuerte y tentador a cerveza. El ticket para hacer el tour  de la planta cuesta US$ 5 e incluye un beer tasting de 20 minutos donde se pueden probar toda la cantidad de cervezas que se quiera en ese tiempo.
En la espera para empezar el tour, decidimos probar alguna cerveza de la casa. Yo pedí la IPA, la más recomendada de Harpoon, y se convirtió en una de mis preferidas: es liviana, fácil de tomar. Mientras tanto, Ceci ordenó una de la línea UFO (Unfiltered Offerings): la Raspberry Hefeweizen, una cerveza de trigo sin filtrar con un toque de frambuesa.
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Es regla que al comenzar el tour te den anteojos de protección. La charla comenzó con la historia de la fábrica y sus dueños. Algo que nos llamó la atención es que varias cervecerías comenzaron de modo similar: jóvenes que viajan por el mundo y se dan cuenta de que en su país faltan cervezas artesanales. Dos graduados de Harvard hicieron un viaje a principios de la década de los 80 por Europa y volvieron con la idea de fundar una cervecería. Un proceso similar se está desarrollando actualmente en Uruguay.
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Luego de conversar acerca de la historia, la guía del tour mostró los ingredientes -en unos recipientes que te permitían tocar y oler los insumos- y explicó el procedimiento de elaboración de cerveza. Ese fue nuestro primer tour, por lo que todo lo que vimos nos sorprendió muchísimo. Por momentos la explicación era muy rápida, incluso para un estadounidense -que pidió por favor que se hablara más lento- pero, si se seguía con atención, fue muy informativa. Una muy buena introducción al mundo de las cervecerías artesanales.
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En la mitad de la explicación hubo un corte de unos 25 minutos para hacer el beer tasting. Había una gran variedad de cervezas, cerca de 15, todas de Harpoon. La línea de UFOs y la Leviathan IPA (Imperial, sumamente lupulada y de alto contenido en alcohol) fueron sin dudas las ganadoras de esa tarde.
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Luego del tasting, nos mostraron la línea de embotellamiento de la fábrica, antes de dar por terminado el tour.
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Hasta ahora, el tour de Harpoon fue uno de nuestros preferidos. Es un tour muy completo y sorprendente y el precio es muy bajo para la calidad del servicio. A quiénes no les interesa el tour, es también recomendable visitar el beer hall, aunque la variedad de comidas no es muy amplia. Uno de los imperdibles a la hora de visitar Boston.
Maxi